El plomo es uno de los principales contaminantes del aire en las áreas muy pobladas e industriales. La toxicidad de este plomo es un hecho científicamente comprobado, y por eso se han adoptado internacionalmente normas que fijan medidas máximas para la concentración admisible en la atmósfera que normalmente respira la población. Este metal llega a la atmósfera en forma de gas y de partículas microscópicas, por medio de las siguientes fuentes:
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